miércoles, 9 de marzo de 2011

El síndrome de Asperger


El síndrome de Asperger (CIE-10) o Trastorno de Asperger (DSM-IV) descrito por primera vez clínicamente en 1944 por Hans Asperger y denominado inicialmente como “psicopatía autista” pero re-calificado posteriormente por Lorna Wing en 1981 como Síndrome de Asperger, es un trastorno de la salud mental que comienza en los primeros años
de la vida y que tiene una prevalencia de 1/1000. ES un trastorno crónico que, aunque todavía se desconoce a ciencia cierta cual es la causa concreta, tenemos la suficiente información científica para afirmar que, en una gran parte, su origen es de base genética aunque pueden
existir otros factores no-genéticos que regulan su expresión fenotipica. Estudios neuropatologicos y de neuroimagen indican que desde los primeros meses de la vida existen alteraciones en el desarrollo cerebral de los afectados manifestadas por alteraciones estructurales y funcionales mas evidentes en las regiones cerebrales implicadas en los
síntomas presentes en el Síndrome de Asperger (cortex orbito frontal, sistema limbico, lóbulo
temporal medio, giro fusiforme etc.). ES un trastorno que se incluye dentro de la categoría de
los Trastornos Generalizados del Desarrollo o bien dentro de Los Trastornos del Espectro
Autista, términos que actualmente se utilizan de manera equivalente. La base clínica es una
profunda alteración en la relación social basada en la carencia de las bases neurocognitivas
necesarias para entender los estados mentales de las otras personas, la interpretación social de
las conductas no-verbales, específicamente de las expresiones faciales y de cualquier tipo de
aprendizaje implícito o basado en la experiencia. Carecen de una comprensión social, que en
muchos casos les hace vulnerables a riesgos comunes por su falta de control social y análisis
de riesgos vitales, vulnerables a abusos y manipulaciones por su falta de interpretación de las
intenciones de las otros personas y vulnerables a un futuro donde una gran proporción no
podrán ser independientes y necesitaran la ayuda de algún adulto que les supervise. También
presentan profundas alteraciones en los patrones de comunicación social y, especialmente de
su comprensión verbal, tendiendo a una comprensión literal por su incapacidad de aplicar el
lenguaje al contexto pertinente. Nuestra comunicación esta inmersa de aspectos sutiles
culturales que se sobreentienden y que no necesitan enseñarse porque los niños las aprenden de
manera implícita. Los individuos con Síndrome de Asperger siempre entienden lo mismo
independiente del contexto. No entienden ironías, expresiones coloquiales, expresiones
abstractas temporales, espaciales o emocionales. Su dificultad de comprensión social y verbal

se manifiesta en comportamientos inadecuados, desinhibidos en ocasiones, evitadores en otros
muchos que les incapacita enormemente en el logro de un trabajo y mucho más de su
mantenimiento. También les incapacita en sus relaciones sociales, permaneciendo aislados
cuando están fuera de su contexto familiar, marcados por sus experiencias escolares con
fracasos académicos, victimizaciones, castigos múltiples y, muchas veces, con frecuentes
cambios escolares que nunca llegaron a ser de gran ayuda. También presentan una profunda
alteración en la flexibilidad con que se adaptan al ambiente. Aunque pueden resultar expertos
en temas por la gran cantidad de datos que memorizan, sus temas los utilizan de una manera
repetitiva, imperceptibles a la falta de interés o aburrimiento que pueden causar en otras
personas, incrementando con ello sus dificultades sociales. Aspectos de enorme repercusión
hacia las personas que conviven con ellos son su rigidez e intolerancia al cambio en sus rutinas,
costumbres, ambiente o sus cosas. Muchos desarrollan rituales interminables a los que sus
familias se adaptan por miedo a reacciones agresivas, ansiosas y desproporcionadas que
pueden llegar a ser peligrosas para quien convive con ellos dependiendo del tamaño y fuerza
del afectado. Sus frecuentes hipersensibilidades sensoriales son foco de sufrimiento por la
molestia y angustia que les ocasiona terminando en ocasiones, con conductas auto lesivas
como manera de descargar su ansiedad. Aunque su desarrollo del lenguaje esta en la
normalidad y también sus habilidades cognitivas, incluso su expresividad verbal esta
seriamente afectada en la edad adulta: el 53% tiene una comprensión de lenguaje por debajo de
los 16 años y un 41% una expresión del lenguaje por debajo de los 16 años.
. Sus aprendizajes y rendimiento escolar están gravemente afectados por problemas
asociados de lectoescritura y de conceptualización abstracta con afectación de la comprensión
del concepto matemático y lingüístico. Frecuentemente además sus dificultades de aprendizaje
se asocian a trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad, problemas en el área
visuoespacial y grandes dificultades en las áreas ejecutivas de organización, planificación y de
resolución de problemas. En su aprendizaje durante los primeros años de su vida pueden
necesitar ayuda individualizada y durante los años posteriores adaptaciones curriculares o
servicios de educación especializadas. La asociación con otros trastornos psiquiátricos es
común es el Síndrome de Asperger. En la infancia, cuadros fóbicos y otros trastornos de
ansiedad generalizada son frecuentes pero la incidencia de estos trastornos incrementa con la
edad, especialmente en la edad adolescente. Cuadros depresivos incluso con ideas de suicidio,
cuadros ansiosos o trastornos obsesivos compulsivos agravan considerablemente la adaptación
y el pronóstico.
Estudios de seguimiento señalan que la evolución pronostica va asociada mas a la
severidad de síntomas como son los rituales y las estereotipias así como a los cuadros de
ansiedad que a la capacidad cognitiva. El estudio de comparación realizado por P. Howlin
(ver referencia) entre Autismo y S. Asperger controlando por capacidad cognitiva, edad y sexo
, indica que no hay diferencias en la edad adulta en la severidad de síntomas , ni en la
adaptación social, laboral y afectiva . Es decir, no existen diferencias significativas en la edad
adulta entre individuos con Autismo o individuos con S. Asperger en la cantidad que trabajan
o en los que consiguen una vida independiente ((31%), o que tienen amigos (37%) o que tiene
una relación afectiva de pareja (4%). Entre un 10-30% sufre en la adolescencia, edad adulta
una regresión con la presencia de conductas agresivas, hiperactividad, pérdida de lenguaje y
decline intelectual precipitado por situaciones de stress como puede ser la incorporación al
mundo laboral o la terminación de la estructura asociada a la edad educacional o bien el duelo
asociado a perdidas de seres queridos en sus vidas a los que normalmente les une una gran
dependencia.
En conclusión, el Síndrome de Asperger es un trastorno severamente incapacitarte,
crónico, que perdura toda la vida, equiparable en evolución y pronostico al Autismo y que por
su asociación con otros trastornos psiquiátricos, problemas de aprendizaje requerirá una
valoración individualizada de cada caso para considerar el grado de afectación funcional
individual, familiar y social de tal manera que las ayudas se ajusten a cada caso.